2/11/2007

EL REGRESO DE DUSKO IVANOVIC

Siempre he sido un gran admirador de Dusko Ivanovic.
De su baloncesto, de su mentalidad ganadora, incluso de las formas que utilizaba respecto a sus jugadores.
De la capacidad de trabajo y de convicción que ha hecho que jugadores "normales" mejoraran y evolucionaran hasta convertirse en grandes bases como Calderón, grandes aleros como Nocioni o grandes pivots como Scola.
De la proeza de conseguir hacer un EQUIPO de un grupo de jugadores que cada uno de ellos por sí solo podía considerarse una estrella: Calderón, Macijauskas, Nocioni, Oberto, Scola, Tomasevic, etc.
De crear jugadores muy interesantes como Vidal y Splitter a base de trabajo y exigencia.
Sin embargo, todo ésto había conseguido hacerlo en el Tau Vitoria.
Y realmente empezaba a dudar si lo conseguiría en el Barça.
Le han dado un equipo repleto de jugadores estrella, de jugadores que marcan la diferencia. Bases como Lakovic y Ukic, escoltas como Navarro y Basile, Aleros como De la Fuente y Kakiouzis, Ala-pivots como Trias y Vazquez y Pivots como Kasun y Marconato. Un equipo de ensueño que no funcionaba.
Es más, parecía que no funcionaba precisamente por la incapacidad de Ivanovic de sacarle partido a ese grupo, incapacidad de hacerse con ese vestuario lleno de jugadores determinantes.
Pero quizás se han unido una serie de factores que han hecho posible invertir la situación.
El primero, indudablemente, la capacidad de trabajo y la convicción en sus ideas de Dusko, inflexibe en sus métodos hasta el final.
Segundo, el gran momento de Navarro empeñado en demostrar al mundo de que es un jugador al que la ACB se le ha quedado pequeña.
Tercero, el orgullo profesional de una plantilla que nunca ha bajado los brazos esperando que las cosas salieran algún día.
Y cuarto, la capacidad de Ivanovic para motivar a jugadores que únicamente pueden estar en la élite si juegan al cien por cien y con agresividad. Si bien es cierto que puede haber jugadores que no desarrollan todo su potencial debido al carácter autoritario del entrenador balcánico, también lo es, que otros mejoran y evolucionan precisamente debido a esa exigencia.
La prueba está en Jordi Trias.
Un jugador que fue cedido la temporada pasada porque se entendía que aún no tenía la madurez necesaria para jugar en el Barça.
Un jugador que empezó la temporada sin contar con la confianza de Ivanovic y teniendo por delante en la rotación a dos estrellas como Fran Vazquez y Mario Kasun, además de Kakiouzis y Marconato.
Sin duda, el gran mérito es para el jugador, que ha demostrado que con trabajo, empeño y corazón, se pueden conseguir las más altas metas, demostrándolo en cada partido, pero sobre todo en la fase final de la Copa, donde a base de regularidad e intensidad, ha conseguido un más que merecido premio de MVP.
Pero también hay que reconocerle a Ivanovic, la capacidad de rectificar y sobre todo el mérito de tratar a todos por igual. En el momento que Trias ha demostrado que su intensidad y aportación al equipo era la que el entrenador demandaba, a éste no le ha temblado el pulso a la hora de darle minutos por delante de las estrellas consagradas.
Ese tipo de cosas eran las que hacía el Dusko Ivanovic del Tau Cerámica. No casarse con nadie y lograr que el equipo consiguiera sus objetivos.
De momento y aún siendo inesperado, Dusko ya ha conseguido su primer título con el Barça, la Copa del Rey-2007.
Quizás los jugadores, aún sin compartir sus métodos, se den cuenta a partir de ahora, que los títulos llegan gracias al trabajo y la intensidad. La calidad individual al servicio del equipo.
Todo deportista profesional, por encima de todo, quiere GANAR. Y si los jugadores creen que el camino dictado por su entrenador es el correcto, el rendimiento colectivo se multiplica.
Un entrenador capacitado, una plantilla que cree en su entrenador y calidad individual de un nivel altísimo. Un cóctel que puede hacer que el título de Copa de este año no sea el último que Ivanovic consiga para la afición barcelonista.
Dusko ha vuelto!